El milagro de la Navidad.



   

      El niño lloraba entre la paja y su madre lo cogió para amamantarlo. José soltó la vara y se sentó, restregándose los pies cansados. El rebaño de ovejas fue recogido en el aprisco y los pastores, arrimados a la lumbre, calentaban las migas  y charlaban sobre la escasez de los pastos aquel año. Las lavanderas descansando a la orilla del río, chismorrean sobre lo caro que está todo.  Los Reyes entraron en la posada exigiendo la cena y  las llaves de sus habitaciones  El ángel plegó las alas y se durmió entre las algodonosas nubes.
     
     —Por fin —dijo un hombre subiéndose los calzones—se me estaba quedando el culo tieso.

     Los belenes cobran vida  en cuanto los humanos aletargan las suyas.  

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