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Mostrando entradas de noviembre, 2015

Castañas extranjeras. Una sonrisa, por favor...

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— ¡A la rica castaña asá y calentita! ¡Espesial pa hoy! Ese grito se repetía una y otra vez. Los veraneantes intentaban adivinar de donde procedía, alucinados ante la posibilidad de que alguien estuviese asando castañas en pleno mes de agosto en la playa. La pequeña columna de humo al lado de las duchas evidenciaba que  podía ser cierto.   Un grupo de bañistas curiosos acudieron al paseo para verificar que era verdad y no se trataba de una broma. Allí, un par de mujeres entradas en carnes y entradas en años, ataviadas con batas floreadas, asaban castañas como si tal cosa. —Perdonen ¿de verdad son castañas? —preguntó un hombre embutido en un bañador que parecía una braga-faja y con grasa como para surtir de tocino a todos los cocidos madrileños durante un año.

Flores en una lápida.

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A la memoria de mi padre. Unos días antes de “tosantos”, como llaman en mi pueblo a la fiesta del 1 de noviembre, el cementerio bulle de actividad. Si durante el año permanece vacio a la espera de algún entierro ocasional, la víspera de la festividad de los difuntos el lugar parece un vagón de metro en hora punta con gente entrando y saliendo durante todo el día. Se blanquean las paredes, se corta el césped y se plantan flores frescas en los arriates. Además, hay que dejar impoluta la capilla de San Bartolomé para la misa. Las vecinas, provistas de cubos y trapos, abrillantan las lápidas de sus seres queridos y las adornaban con flores frescas. En el pueblo, aún se sigue la fiesta tradicional de respeto y culto a los muertos que choca con la reciente incorporación de Halloween, que aún no se ha implantado por estos lares.

La huida

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Tres generaciones de la pintora Andrea Galindo -   http://andreagalindo-pintura.blogspot.com.es/ Este septiembre tenía todo planeado. Nada de trámites escolares, nada de comprar ropa para otros, nada de médicos, nada de guardería… Este septiembre era solo mío. Puse la maleta encima de la cama y fui colocando en ella todo lo que iba a necesitar: ropa cómoda para excursiones y vestidos más formales para las cenas. Cuando acabé, apagué las luces y cerré la puerta de mi casa. Era la primera vez que me marchaba sola de viaje, la primera vez que había pensado en mí  —He tomado la decisión correcta —me repetía mientras bajaba en el ascensor. Al salir, me esperaba en la puerta el taxi que había solicitado.   —Al aeropuerto, por favor —le dije al amable conductor que se bajó a meter mi equipaje en el maletero.

Una madre es un tesoro.

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—¡Mamá, déjame en paz! —exclamó iracundo. —Es la última vez que te lo digo. ¡Arréglate o no comes! Echó un vistazo alrededor,  esperando que nadie escuchara aquello. —Deja de incordiarme, mujer. —De mujer nada. Soy tu madre,  esta es mi casa y en ella se respetan mis normas. Si no quieres, te buscas otra. — Está bien. Tú ganas por esta vez – dio un golpe en la mesa y se levantó.   —¡Atila,  pues ten más cuidado!  Desde que os dedicáis a arrancar la hierba, el verde no sale de la ropa. ¿Es qué no podéis matar como los romanos? ¡Ellos si son civilizados!

La química nunca falla.

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No te olvides de los dientes, no vaya a tener algo entre ellos. ¡Perfectos!Lo que sí tengo es una bonita sonrisa, sí señor. Mis amigos dicen que soy un tío guapo y que puedo llevarme de calle a cualquier mujer. Aunque creo que exageran algo, sí que es cierto que no se me dan mal las chicas.  En fin, vamos a ver si hacemos algo. Estoy estupendo. deja de mirarte en el espejo de una vez  y sal en busca de una presa. Los urinarios del pub no son el mejor sitio para ligar, teniendo en cuenta que no entran chicas.  Hoy estoy  dispuesto a meterme en la cama  de alguna despampanante fémina. Ya tengo treinta y cinco tacos y no he encontrado a una mujer que quiera llevar a la mía. Algo les falta a cada una de ellas que no logran atraparme. ¿Será que no tengo madera de casado, emparejado o lo que sea? Hoy no se piensa, solo se actúa. Pediré algo de beber. Siempre ayuda a romper el hielo. —Un vodka con limón. La barra es el mejor lugar para localizar y valorar el género. Esa rubia no está

El Descubrimiento. La otra historia, la mía.

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Os contaré la historia de cómo se preparó el descubrimiento de las Indias Occidentales. Lo de América vino después. La Historia con mayúsculas cuenta las hazañas, las fechas, los actores, pero casi siempre se olvida de los entresijos: de cómo se gestan y se preparan…Yo no estuve allí, pero bien pudo ocurrir así: «Terminada la Reconquista y con un aburrimiento soberano, la reina Isabel tenía pocas cosas en que entretenerse. Un día llegó a las puertas de la Alhambra, residencia de vacaciones de los Reyes Católicos, desde la expropiación a los árabes, un joven emprendedor italiano.   En las habitaciones de la reina Isabel, su muy graciosa majestad, apremiaba a sus ayudas de cámara para que la pusieran  guapa, si eso era posible.