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Mostrando entradas de abril, 2015

De alucine

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Cuando me desperté me había convertido en un insecto. Me acordé del maldito libro de Kafka que acababa de leer. «¿Acaso ese escritor, con sus palabras, podía metamorfosear a las personas?». Quise levantarme y no pude. Pensé, que aunque fuese reptando, tendría que volver a casa. Esa era otra, con el asco que le daban a mi mujer las cucarachas, ¿cómo evitaba que de un pisotón me dejara chafado contra el suelo? Además, si supiese  que el bicho era yo, literal, que metafóricamente ya lo sabía, no  podría esperar compasión de ella. Al intentar ponerme en pie de nuevo, sonaron cristales rotos. Miré al suelo y vi la botella de tequila.  Deberían poner en la solapa de los libros: no consumir con alcohol, produce efectos secundarios adversos.

Mala conciencia

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Medalla de plata en el concurso de micros de Netwriters: Secretos Plaza del pueblo- Manuel Martín Morgado.                  **** —¿A dónde vas, Marcelo? —preguntó  Pascual, extrañado de verle un día de diario vestido de domingo y subiendo al autobús. —Voy a confesar.  Este secreto me tiene en un sinvivir. Pascual, preocupado,  le contó el hecho a todo el que quiso oírle. Hubo corrillos en la aldea y salieron a relucir todos los trapos sucios: desde los sobornos del alcalde hasta la querida del párroco, pasando por las pesas trucadas del carnicero. Encontraron muchos motivos para que Marcelo, hombre recto,  acudiese a las autoridades. A su regreso, todos le esperaban. —¿Qué has confesado, insensato? —indagó el alcalde nada más verle bajar del autobús. —¿Qué va a ser? Le he dicho a la Paca que la quiero y que sea mi novia —contestó un sonriente Marcelo.                

El sin techo

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Auto retrato existencial - autor Germain Mag Me detuve ante un escaparate en el que un maniquí lucía un bonito esmoquin.  “Yo un día vestía así”,  pensé casi con añoranza.  Entonces, me fije en mi imagen reflejada en el  cristal: sucio, desarrapado, barba poblada y tristeza en unos ojos que mantenía ocultos tras los pesados párpados.  Había aprendido a mirar la vida a través de una rendija, dolía menos.  Iba a seguir caminando, cuando oí mi voz; mi reflejo en el cristal del escaparate me hablaba. «—Sí, soy yo, o mejor, soy tú, ¿te extrañas? Al fin y al cabo vives en un mundo donde todo es posible; el alcohol lo permite, ¿verdad? Ayer te preguntaste cómo alguien podía llegar a tu situación. La respuesta la sabes, te ha ocurrido a ti, ¿verdad?  »Hace tiempo, cuando aún podías tener salvación, intentaron convencerte de que eras una víctima del alcohol, más bien fue al contrario, ¿no crees? Convertiste al alcohol en tu víctima, abusando de él sin parar. Te aprovechaste

Flamenco

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Bailaor con giro de brazos - Vicente Escudero (1928)      Miro al cielo oscuro cubierto de una alfombra de rutilantes estrellas. Es el día de San Lorenzo, cuando las perseidas, en su fugaz huida, cruzan la bóveda celestial convirtiendo en realidad nuestros sueños. Tal vez por eso no se cumplen casi nunca, son demasiado rápidas para que los deseos puedan alcanzarlas.      Hoy es mi debut en el festival flamenco  que tiene lugar en los jardines del Parque de María Luisa. En el camerino agito los brazos esperando desentumecer los músculos. Salto unas cuantas veces y flexiono las rodillas otras tantas al tiempo que  tomo aire y lo expulso de manera pausada; necesito quitar el peso que me oprime el pecho. Mientras me visto, voy memorizando cada paso, cada movimiento, la esencia de mi actuación. Cierro los ojos y busco en mi interior intentando visualizar los ensayos, que de tanto repetir, se han grabado a fuego en mi cabeza;  nada debe fallar.      Una vez acabo con mi arreglo